La evaluación de desempeño de proveedores día a día ha ido tomando más importancia en la gestión de abastecimiento, no solo porque dentro de los sistemas de gestión se evidencia una necesidad imperiosa de cerrar con el ciclo haciendo su medición, sino porque se convierte en un input donde los proveedores que han tenido relaciones comerciales previas con la compañía cuentan con información que permita tomar decisiones de invitaciones futuras.
Dentro de las políticas de muchas organizaciones, adicional a la evaluación de desempeño propia de la ejecución en cada uno de los contratos, se ha determinado realizar evaluaciones a proveedores estratégicos utilizados durante un periodo de tiempo, el cual normalmente es un año. En esta evaluación la idea es realizar análisis 360 en el cual diferentes áreas de la organización puedan medir al proveedor de acuerdo con su especialidad, con el fin de obtener un resultado más objetivo del desempeño del mismo.
Sin embargo, un aspecto que toma alta relevancia es permitir que el proveedor forme parte de la evaluación 360 donde, además de medirse en su desempeño y puntos de mejora, nos dé información acerca de temas relevantes en cuanto a la administración / supervisión de contratos propia de la organización y que han injerido positiva o negativamente en la ejecución de sus contratos. Lo anterior en razón a que la ejecución tiene dos actores principales, el proveedor y nuestro administrador / supervisor quien mediante su seguimiento técnico y administrativo forma parte directa de la ejecución y es definitivo en el trabajo del proveedor ya que adicional al contrato y sus especificaciones, es quien se encarga de comunicar, hacer seguimiento, dar lineamientos, aprobar aspectos de ejecución y realizar su medición, siendo un impacto directo en los resultados del contrato.
De esta manera, la evaluación de desempeño de proveedores se convierte en una fuente de información poderosa donde no solo sabemos si un proveedor realiza un buen trabajo, sino que adicionalmente nos da la oportunidad de retroalimentarnos con una mirada externa en la manera como en la organización ejecutamos nuestros contratos, permitiendo tomar decisiones de mejora continua en esta etapa del proceso de abastecimiento.