La situación económica que se viene arrastrando desde el impacto de pandemia ha mostrado un 2022 que, por diferentes factores, revela dos puntos de referencia en Colombia: una inflación que pasó de cerrar el 2021 en 5,62% a mostrar un octubre en 12,22%, y un precio del dólar, que inició el año entre 3.900 – 4.000 a estar cerca de cerrar año por encima de 5.500 pesos.
Las dos referencias mencionadas son solo algunos de los puntos de impacto que han llevado, y de seguro llevarán, a muchas empresas a tener un 2023 muy mesurado en cuestión de inversiones y ejecución de gastos. Uno de estos puntos es la inversión en tecnología, que sin lugar a dudas e irónicamente, ha tenido un motor importante en la crisis generada en pandemia y que obligó a múltiples organizaciones a prestar urgente atención a la digitalización de sus procesos.
¿Por qué invertir en tecnología?
La inversión en tecnología no da espera, cada año de desinversión en este frente de trabajo, puede representar para las compañías un rezago de un 42% a un 65% en generación de eficiencias, incremento en productividad, competitividad y generación de nuevas líneas de negocio. Sin embargo, el reto para las compañías locales esta en cómo avanzar bajo estándares de calidad globales, pero a precios que puedan aterrizarse a realidades regionales.
Muchas veces las empresas locales no generan una planeación financiera digital y avanzan en procesos de tecnificación solamente apalancados en herramientas foráneas que en puntos, como el actual, pueden representar una salida de recursos que consuman las eficiencias logradas hasta el momento (pago de facturas en dólares). La factura que se pagaba regularmente a este aliado extranjero ahora sufre un incremento del 30%, con altas posibilidades de seguirse incrementando.
Es allí donde debe hacerse una evaluación que analice herramientas que cubran la tan anhelada “talla de calidad mundial”, pero que en realidad se aterrice a precios locales. Las ventajas obvias y de impacto inmediato no solo reposarán en el precio, se evidenciará también que factores tales como: lógica tributaria, lógica misma de negocio, prácticas comunes de la región y hasta flujos de trabajo predefinidos en sistema, se acoplarán casi que natural al utilizar herramientas nacionales.
En el corto, mediano y largo plazo, confiar en herramientas de digitalización local, no solo ayudará con la expansión del negocio en: procesos más ágiles, trazabilidad, transparencia, estar a la vanguardia, sino que además permitirá contar con ahorros y eficiencias que no se consuman por la usabilidad misma del sistema.