Inicia paradójicamente el final del año. Luego de ya varios meses convulsionados por cambios abruptos en el día a día de todas las empresas del mundo, se empieza a cerrar el 2021 y es momento de traer a la mesa la relación de objetivos cumplidos o aquellos que no lograron ver la luz. Es momento de enfatizar en los objetivos más estratégicos de la empresa y validar qué se hizo bien para potenciarlo y en qué se fallo para repensar el camino y ajustarlo en el año por venir. Es allí donde se validan aspectos tales como: cumplimiento de ventas, cumplimiento de ingresos, qué tan eficiente fue la compañía este año, qué nos prometimos entregar y al final con qué nos vamos a comprometer de cara a nuevos objetivos por definir.

En estos días de revisiones, de ajustes y de proyecciones es clave marcar alguna pautas para que lo que se defina como nueva meta para la empresa, o mantenga el ritmo en los casos en que los resultados fueron favorables, o defina los adecuados correctivos para poder encaminar la empresa hacía mejores horizontes. Para ello es clave tener presente:

1. Metas ambiciosas pero razonables

Suele presentarse en algunas compañías el espíritu de establecer metas muy agresivas como norte para llevar a todos los equipos al límite, sin embargo, se debe tener mucho cuidado con esta estrategía ya que mantener equipos desmotivados porque nunca se logra el objetivo puede resultar más perjudicial que el hecho de inspirarlos a retos superiores. Deben validarse muy bien las capacidades y las herramientas con las que cuenta la empresa para, de esta forma, definir retos ambiciosos.

2. Validar muy bien el timing

 Otro error recurrente es no organizar bien los tiempos de los objetivos a perseguir y por ende qué debe pasar primero para llegar a ellos. Con el afán de conseguir el resultado anhelado se suele exigir a equipos el entregable A, cuando para ello es determinante el insumo B, pero no se solicitó o desarrollo a tiempo. El fracaso se evidencia sobre la marcha y asimismo se evidencia lo determinante de la adecuada definición de planes y tiempos de entrega.

3. Salirse de la zona de confort

 Es una expresión que aplica para muchos frentes y, en este en particular, busca referenciar  aquellas empresas que han encontrado una dinámica de crecimiento y de funcionamiento donde están excesivamente a gusto y pensar en llegar al siguiente nivel los incomoda por los esfuerzos adicionales que implica. Es clave mantener lo bueno que se está realizando, pero siempre incomodando a la empresa en el nivel justo para llevarla al siguiente escalón de crecimiento y posicionamiento.

Cada empresa es un ecosistema único que se rige bajo reglas que su cultura y su historia le han construido. Sin embargo, independiente de lo particulares que sean, es uniforme el hecho de establecer siempre objetivos retadores, razonables, sustentados y planeados para así, cuando llegue el momento de pasar a la revisión retrospectiva sea mayor el halo de victoria, que los puntos donde no se cumplió lo prometido.

Andrés Sarmiento

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