Dependencia tecnológica positiva

La constante y, hasta en cierto punto, natural interacción que tenemos día a día con la tecnología ha generado un sinnúmero de debates sobre qué tan dependientes somos y hasta qué punto esta dependencia empieza a jugar un papel negativo en nuestras vidas.

Los avances y aportes que se han logrado desarrollar gracias a avances tecnológicos saltan a la vista en nuestro día a día en diferentes industrias, tales como: transporte, medicina, telecomunicaciones, negocios, entre otras. El dilema se complejiza cuando se evidencia que el aporte tecnológico no se se transforma en un entregable positivo sino que al contrario se vuelve un ente pasivo que muta en tiempos muertos o decanta en complejización de tareas (lo sencillo se complica tanto que se vuelve difícil de administrar).

Dependencia positiva

Diferentes estudios resaltan las ventajas y desventajas que ha representado la escalada tecnológica en la vida del ser humano. Como muestra de ello, un estudio realizado por la Universidad de Stanford en 2020 hace una aproximación al tema enfocando su análisis principalmente en la tecnología aplicada a los negocios (herramientas facilitadoras que simplifiquen tareas de alta carga operativa). Haciendo una extracción muy ejecutiva del estudio se pueden precisar 3 puntos a considerar cuando se piensa en generar una dependencia positiva de la tecnología en los negocios:

1. Las herramientas tecnológicas no se imponen

 La presión impuesta por la pandemia ha generado que todas las empresas sientan la necesidad de sofisticar sus procesos apalancándose en tecnología. Lo malo del caso es cuando no se reconoce el “momento de desarrollo tecnológico” de la empresa y se busca imponer o integrar el sistema más robusto del momento sin darse a la tarea de hacer el desarrollo progresivo. En muchos casos esta implementación forzada termina en grandes pérdidas de dinero y generando retrocesos en lugar de cambios positivos.

2. Complemento facilitador

Pruebas realizadas por el estudio encontraron que en más de 500 empresas evaluadas, cerca del 44,5% de los procesos en los que se había logrado una asociación favorable de tecnología, la eficiencia en tareas y ahorros superaban la tasa del 36,2%. Cuando el desarrollo tecnológico entra a complementar positivamente los procesos existentes se logran ahorros sostenibles en el tiempo. En caso contrario, cuando la tecnología se volvía un “stopper” por su complejidad generaba repeticiones innecesarias o encarecia los procesos en aproximadamente un 28,4%.

3. Más estrategía, menos repetición

Cuando la herramienta tecnológica permite enfocar esfuerzos en tareas estratégicas, de análisis y reposa los procesos repetitivos en la máquina, se empieza a dar un verdadero giro hacía la dependencia positiva. No consume del equipo más que lo necesario para depositar en este las funciones de toma de decisiones y análisis del norte de la empresa. El 69,4% de las empresas analizadas en el estudio enfocaron sus esfuerzos por esta vía, logrando así un impacto en generación de valor x2,4 veces lo que hacían cuando su foco estaba en lo netamente operativo.

Andrés Sarmiento

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